“Tal vez estás buscando entre las ramas lo que sólo aparece en las raíces.” Rumi
Mucho se dice que son necesarias unas «raíces» sanas para tener «alas», estoy totalmente de acuerdo, y más después de años de trabajo con otras personas y conmigo misma: una no puede disociarse de quien fue en su infancia, ni de su herencia cultural, ni del lugar ni la familia de donde procede.
Saber de dónde venimos nos ayuda a saber a dónde vamos, a dónde queremos ir y a valorar nuestro camino en la vida; valorar todo lo que nuestra familia ha hecho para que cada uno de nosotros estemos aquí.
Saber de nuestro lugar de origen nos ayuda a comprender a nuestra gente y nuestra herencia cultural. Conocer la historia de los pueblos, ciudades y países que hemos habitado y que habitaron nuestros familiares antes de nuestro nacimiento.
Saber cómo vivió nuestra familia, a qué se dedicaban nuestros abuelos y abuelas, qué ocurría en aquella época, nos permite comprender con mayor amplitud nuestro origen de una manera profunda.
Saber de dónde venimos es tremendamente importante para nuestra comprensión interna: en psicoterapia solemos profundizar en nuestra línea de vida, hacer retrospectiva de nuestros momentos del pasado. También, trabajamos el genograma, nuestra familia, para comprender más amplitud y consciencia nuestro trayecto vital.
Saber de nuestras raíces nos ayuda, definitivamente, a saber, quiénes somos.
Post Data: Hice esta foto hace unos días en mi tierra, en el lugar donde se enraíza mi vida y la de mi familia, donde me crie y donde cada primavera estas amapolas alegran el paisaje de los caminos donde salgo a pasear.
Carmen del Castillo